Una vez ya reunidos los príncipes fieles a Héctor,
comenzó a escucharse el sonido de los enemigos
que emergían de bosques ocultos por vastos senderos
y formaron las filas por orden de jefes valientes.
Entonaron los cantos de lucha feroz y sangrienta,
respondimos con furia callada a luchar con valor.
Nuestros pasos veloces erguían la niebla yacente.
Y valiente, orgullo so al frente un guerrero surgió;
era Páris hermoso portando las lanzas de bronce.
¡Quién diría que ileso saldría con tanto valor.
Poema de: Ana, Carla y Maite