miércoles, 30 de noviembre de 2011

Regalo 2 décimas ( ¡así de generosa soy !)

al primero que me diga :
autor,
obra y
personaje de los siguientes versos.

Quiero saber también cómo se llama (pido nombre y apellido) el rufián por el que enloquece y muere.

Arthur Hughes. Ofelia, detalle.

 
Blanco es su vestido, ondea
suelto el cabello a la espalda.
Hoja tras hoja las flores

que lleva en su mano, arranca.
  

   Ora, vedla, mira al cielo,
ora suspira, y se para:
Una lágrima sus ojos
brotan acaso y abrasa


   su mejilla; es una ola
del mar que en fiera borrasca
el viento de las pasiones
ha alborotado en su alma
.

   Tal vez se sienta, tal vez
azorada se levanta;
el jardín recorre ansiosa
,
tal vez a escuchar se para.
  

Y vedla cuidadosa escoger flores,
y las lleva mezcladas en la falda,
y, corona nupcial de sus amores,
se entretiene en tejer una guirnalda.

   Y en medio de su dulce desvarío
triste recuerdo el alma le importuna
y al margen va del argentado río,
y allí las flores echa de una en una;

   y las sigue su vista en la corriente,
una tras otras rápidas pasar,
y confusos sus ojos y su mente
se siente con sus lágrimas ahogar:

   Y de amor canta, y en su tierna queja
entona melancólica canción,
canción que el alma desgarrada deja,
lamento ¡ay! que llaga el corazón.

   ¿Qué me valen tu calma y tu terneza,
tranquila noche, solitaria luna,
si no calmáis del hado la crudeza,
ni me dais esperanza de fortuna?

   ¿Qué me valen la gracia y la belleza,
y amar como jamás amó ninguna,
si la pasión que el alma me devora,
la desconoce aquel que me enamora?

   Lágrimas interrumpen su lamento,
inclinan sobre el pecho su semblante,
y de ella en derredor susurra el viento
sus últimas palabras, sollozante.