1.el teatro de la crueldad
Artaud (1896-1948) es autor de una vasta obra que explora la mayoría de los géneros literarios, utilizándolos como caminos hacia un arte absoluto y "total". Sus tempranos libros de poemas anuncian ya el carácter explosivo de su obra posterior. Es más conocido como el creador del teatro de la crueldad, noción que ha ejercido una gran influencia en la historia del teatro mundial. Trabajó en 22 películas, durante los años 20 y 30, entre las que destacan Napoléon de Abel Gance y La Pasión de Juana de Arco de Carl Theodor Dreyer.
Artaud creía que el Teatro debería afectar a la audiencia tanto como fuera posible, por lo que utilizaba una mezcla de formas de luz, sonido y ejecución extrañas y perturbadoras. En una producción que hizo acerca de la plaga, utilizó sonidos tan reales que provocó que algunos miembros de la audiencia vomitaran en la mitad del espectáculo.
En su libro El Teatro y su Doble, formado de un primer y un segundo manifiesto, Artaud expresó su admiración por formas de teatro orientales, particularmente por la balinés. Admiraba el teatro Oriental debido a la fisicalidad precisa, codificada y sumamente ritualizada de la danza balinés, y promovía lo que él llamaba "Teatro de la Crueldad". Para él no era exclusivo de la crueldad el sadismo o el causar dolor, sino que con la misma frecuencia se refería a una violenta determinación física para destrozar la falsa realidad. Artaud consideraba que el texto había sido un tirano del significado, y aboga en cambio por el teatro hecho de un lenguaje único, un punto medio entre los pensamientos y los gestos. Artaud describía lo espiritual en términos físicos, y creía que toda expresión es expresión física en el espacio.
Evidentemente, los varios usos que daba Artaud al término crueldad deben ser examinados para comprender plenamente sus ideas. Lee Jamieson identificó cuatro formas bajo las cuales Artaud usa el término crueldad. En primer lugar, lo ocupa metafóricamente para describir la esencia de la existencia humana. Artaud creía que el teatro debe reflejar su visión nihilista del universo, formando una inesperada conexión entre su propio pensamiento y el de Nietzsche.
"El Teatro de la Crueldad ha sido creado para restablecer en el teatro una concepción de la vida apasionada y convulsiva, y es en este sentido de rigor violento y condensación extrema de elementos escénicos que debe entenderse la crueldad en la cual están basados. Esta crueldad, que será sangrienta en el momento que sea necesario, pero no de manera sistemática, puede ser identificada con una especie de pureza moral severa que no teme pagar a la vida el precio que sea necesario".
"De lo que es el Yo, yo no sé nada. ¿La consciencia? una repulsión espantable de lo innominado, del mal urdido, pues el YO viene cuando el corazón lo ha añudao por fin, lo ha elegido, lo ha halado fuera de esto, para aquello, a través de la eterna supuración de lo horrible, cuyos no-yo, demonios todos, asaltan lo que será mi ser, el ser que no ceso de ver cómo decae ante mis ojos, mientras Dios no haya pasado la llave por mi corazón".
fragmento de el teatro y su doble
"Hay en todo este teatro una embriaguez profunda, que nos restituye los elementos mismos del éxtasis, y con el éxtasis encontramos otra vez el seco hervor de la fricción mineral de las plantas, de los vestigios y ruinas de los árboles de rostro iluminado.
Toda la bestialidad, la animalidad, quedan reducidas a su gesto descarnado: ruidos multitudinarios de la tierra que se hiende, la savia de los árboles, el bostezo de los animales.
Los pies de los bailarines, al apartar los ropajes, disuelven pensamientos y sensaciones, partmitiéndoles recobrar su estado puro.
Y siempre esta confrontación de la cabeza, este ojo de cíclope, el ojo interior del espíritu, que la mano derecha busca.
Mímica de los gestos espirituales que miden, cortan, fijan, alejas y subdividen los sentimientos, los estados de ánimo, las ideas metafísicas.
Teatro de quintaesencias, donde las cosas dan una rara media vuelta antes de retornar a la abstracción."
La base en la que se inspira este movimiento teatral es la de sorprender e impresionar a los espectadores, mediante situaciones impactantes e inesperadas. Con esto se pretende dejar una huella en el espectador, que la obra lo marque. Estas vagas ideas han dado lugar a numerosas propuestas muy diferentes entre sí. Algunas tendencias interpretan el teatro de la crueldad como una obra que toque las fibras íntimas del público por el mero deslumbramiento y ritualización del espectáculo teatral, en el cual se explotan al máximo sus posibilidades físicas y visuales. Otra tendencia, más radical, plantea que se debe golpear sentimientos primarios del espectador mediante escenas violentas y chocantes para captar su atención (un claro exponente de esta tendencia, conocida en inglés como "in your face" -en tu cara- es el británico Martin McDonagh, célebre por sus obras de atroz violencia y sadismo). Esta aplicación extrema de las ideas de Artaud ha ocasionado polémicas sobre el valor estético de la tendencia (que se considera que desvirtúa la idea original), ya que un público traumatizado se preocupa más por el golpe emocional que por la trama misma.
2.el teatro épico
Eugen Berthold (Bertolt) Friedrich Brechter (Brecht) Han Culen (Augsburgo, 10 de febrero de 1898 – Berlín, 14 de agosto de 1956), fue un dramaturgo y poeta alemán, uno de los más influyentes del siglo XX, creador del llamado teatro épico.
El Teatro épico (alemán: Episches Theater), también conocido como el Teatro de la alienación o Teatro de política, es un tipo de teatro que surgió a principios del siglo XX, intrínsecamente ligado al director alemán Bertolt Brecht que promulgaba el compromiso político y abogaba por el teatro de tipo social, comprometido con los problemas de la época. Aunque muchos de los conceptos relacionados con el teatro épico habían existido durante años o incluso siglos, Brecht los unificó, desarrollando y popularizando el estilo. Más tarde Brecht preferiría el término de teatro dialéctico para enfatizar el elemento de la argumentación y la discusión.
En el teatro épico se asume que el propósito de la obra, más que el entretenimiento o el mimetizar la realidad, era presentar ideas e invitar al público a hacer juicios acerca de ellas. Los personajes no deben imitar a las personas reales, sino representar los lados opuestos de un argumento, de arquetipos o estereotipos. El público debería siempre ser consciente de que está viendo una obra de teatro, y debería permanecer a una distancia emocional de la acción; Brecht describió este ideal como Verfremdungseffekt (Efecto de extrañamiento o alienación). Es lo contrario de la suspensión de la incredulidad.
En general fue una reacción contra otras formas populares de teatro, en particular contra el drama realista cuyo pionero era Konstantin Stanislavski. Como Stanislavski, a Brecht no le gustaba el espectáculo vacío, los argumentos manipulativos y la elevada emoción del melodrama; pero donde Stanislavski intentó copiar el comportamiento humano real a través de técnicas de actuación para sumergir al público en el mundo de la obra, Brecht buscó otra forma de escapismo. Al centrarse el teatro épico en lo político y social, se produce un alejamiento de las teorías radicales de Antonin Artaud quien buscaba afectar al público en un nivel absolutamente irracional. Aparte de esto Brecht introdujo la técnica de distanciamento.
También se contrapone al Teatro aristotélico en el que el espectador debía identificarse con el personaje (catarsis).
Eran técnicas de producción comunes en el Teatro Épico la inclusión de escenarios irreales por su simplificación, anuncios o carteles que interrumpen y resumen la acción, y música que entra, de manera irónica, en conflicto con el efecto emocional esperado. Brecht usaba la comedia para distanciar a su público de los hechos emocionales o serios y se vio muy influenciado por los musicales y los intérpretes de feria, por lo que incorporaba música y canciones en sus obras.
La actuación en el Teatro Épico necesita que los actores interpreten sus personajes de manera convincente sin, por el contrario, convencer ni a la audiencia ni a ellos mismos de que son en realidad los personajes que interpretan. Los actores a menudo interpelan directamente al público sin estar interpretando su personaje (romper la cuarta pared) e interpretan múltiples papeles. Brecht pensaba que era importante que las opciones de los personajes fueran evidentes e intentó desarrollar un estilo de actuación en el cual era evidente que los personajes elegían una opción en lugar de otra. Por ejemplo, un personaje puede decir: "Podría haberme quedado en casa, pero en su lugar fui de compras".
Un término acuñado por Brecht es el Gestus: una actitud física o un gesto que representa la condición del personaje independientemente del texto. Brecht se basó en el teatro chino: notó que el actor Mei Lan Fang interpretó una escena que requería que su personaje estuviera asustado tan sólo poniendo un mechón de su pelo en su boca, y todo el mundo en la audiencia supo que el personaje estaba asustado, aunque el actor permaneció completamente calmado durante toda la obra. Con un gestus que claramente defina la actitud del personaje, el actor se distancia de la obra y por lo tanto evita cualquier emocionalidad excesiva.
Madre Coraje y sus hijos (Mutter Courage und ihre Kinder) es una pieza teatral fundamental en el teatro de Bertolt Brecht con música adicional de Paul Dessau para la versión berlinesa de 1949.
Habiendo huido de la Alemania nazi en 1933, Brecht escribió la obra en cinco semanas durante su exilio en la isla de Lindingo en Suecia en 1939, previo a su escape a Finlandia y Estados Unidos via Rusia. Estrenada en Zurich en 1941, Brecht la revisó, produjo y dirigió en 1949 para el Berliner Ensemble.
El personaje central está extraído de un cuento picaresco de Grimmelshausen del siglo XVII. Se sitúa en la Guerra de los 30 años, Madre Coraje es una astuta vendedora ambulante que para sobrevivir sortea hábilmente las diferencias entre católicos y protestantes siguiendo con su carro al ejército sueco sacando partido de la guerra y del dolor humano. Obtiene beneficios pero el precio que ha de pagar son sus tres hijos.
Es un profundo alegato antibélico, donde Anna Fierling ("Madre coraje") -mítica figura del costo de la guerra- termina sola en su desvencijado carro.
Es una de las nueve piezas teatrales con las que Brecht trató de contrarrestar la ascensión del fascismo y nazismo y una directa alusión a la invasión de Polonia por Hitler en 1939.
Alegoría del costo de la Segunda Guerra Mundial en Alemania, madre coraje canta:
"No dejaré que me hablen mal de la guerra.
Dicen que destruye a los débiles,
pero ésos revientan también en la paz.
Lo único que pasa es que la guerra alimenta mejor a sus hijos"
"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles".
"El que no sabe es un imbécil. El que sabe y calla es un criminal".
"Muchos jueces son incorruptibles, nadie puede inducirlos a hacer justicia".
3.teatro del absurdo
Fernando Arrabal es un escritor y cineasta nacido en Melilla (España) el 11 de agosto de 1932. Reside en Francia desde 1955.
Samuel Barclay Beckett (Dublín, 13 de abril de 1906 – París, 22 de diciembre de 1989) fue un dramaturgo, novelista, crítico y poeta irlandés, uno de los más importantes representantes del experimentalismo literario del siglo XX, dentro del modernismo anglosajón. Fue igualmente figura clave del llamado teatro del absurdo, y, como tal, uno de los escritores más influyentes de su tiempo.[2] Escribió sus libros en inglés y francés, y fue asistente y discípulo del novelista James Joyce. Su obra más conocida es el drama Esperando a Godot.
Eugène Ionesco (en rumano Eugen Ionescu) (Slatina, Rumania, 26 de noviembre de 1912 — París, Francia, 28 de marzo de 1994), dramaturgo y escritor francés de origen rumano, elegido miembro de la Academia francesa el 22 de enero de 1970. Fue uno de los principales dramaturgos del teatro del absurdo.
Estos tres autores serán los máximos exponentes del teatro de lo absurdo y los tres eligen en el francés como idioma para sun obras.
La Literatura del Absurdo da muestra de la filosofía llamada también del Absurdo de la cual Beckett es uno de los máximos representantes. Aunque más bien a Beckett se le relaciona con el Teatro del Absurdo donde la tragedia y la comedia chocan en una ilustración triste de la condición humana y la absurdidad de la existencia. El dramaturgo del absurdo viene a ser un investigador para el cual el orden, la libertad, la justicia, la "psicología" y el lenguaje no son más que una serie de sucesivas aproximaciones a una realidad ambigua y decepcionante. El dramaturgo del absurdo desmantelará el viejo universo cartesiano y su manifestación escénica.
Unas veces sus personajes nacerán dotados de un estado civil, una familia y una profesión, y terminarán por ir perdiendo, de una manera progresiva, todas las características del ser humano. Otras, las menos, los personajes de este teatro se nos aparecerán como extrañas criaturas, a medio camino entre el insecto y el fantasma. Esslin ha propuesto una lista de las viejas tradiciones teatrales utilizadas por los dramaturgos del absurdo para expresar, mediante una inteligente combinación de las mismas, los problemas y las inquietudes del mundo contemporáneo. Esta lista comprende el teatro "puro", es decir los efectos escénicos, propios de espectáculos circenses y de ciertas revistas, como los conseguidos por acróbatas, mimos y bufones, de la Commedia dell’Arte a los hermanos Marx. A ello habrá que añadir los espectáculos dadaístas y surrealistas de los años veinte; las experiencias llevadas a cabo por Artaud con su "théâtre de la cruauté" (teatro de la crueldad) y la innegable influencia ejercida en el teatro del absurdo por el teatro oriental, concretamente el de Bali. Barajando ingeniosamente estas tradiciones, el legado literario y experiencias concretas, el teatro del absurdo crea su lenguaje escénico propio como una voluntaria y violenta reacción ante el "convencional" lenguaje del teatro tradicional. Los personajes no se manifiestan transparente y socialmente; sus expresiones crean un ámbito fascinante y "poético". Su poesía se acerca más al grito y hace retroceder la palabra a un estadio prelingüístico de la expresión. En el teatro del Ionesco el lenguaje se desintegra voluntariamente. En las obras de Beckett posee una enorme densidad teatral y descubre rápidamente un cierto aspecto de la condición humana en el que el espectador queda forzado a reconocerse. Una constante del teatro del absurdo es la pugna de sus personajes por expresarse y la imposibilidad de lograrlo. En el teatro del absurdo lo que ocurre en el escenario desborda y a menudo contradice las palabras pronunciadas por los actores. La situación inicial en que se hallan colocados los personajes de este teatro basta para revelar sus sentimientos y está basada en la representación visual. Sólo precisa de los objetos, los accesorios y el decorado, que adquieren una extraordinaria importancia. La escena del teatro del absurdo representa casi siempre un mundo vacío de sentido, poblado de objetos pesados y molestos que terminan por dominar a los personajes. No es tarea fácil llevar a cabo un censo actual de los dramaturgos del absurdo. Los críticos –Esslin, Pronko, Kesting, Wellwarth- que lo han intentado adoptan unos criterios de selección distintos y caprichosos, incluyendo en sus listas a dramaturgos que en la actualidad han abandonado ya aquel lenguaje escénico como Adomov, Albee o Mihura.
Por otra parte, son poquísimos los autores que reivindican para su teatro el calificativo de "absurdo". En realidad los únicos dramaturgos que podemos considerar representantes auténticos del teatro del absurdo son aquellos cuyas obras motivaron la denominación. Y a estos escasos nombres pueden añadirse unos cuantos más que copian al pie de la letra las estructuras dramáticas de los vanguardistas franceses de los años cincuenta. El teatro del absurdo conoce su apogeo entre 1956 y 1960; con posterioridad a esta fecha, empieza a ser tolerado por la burguesía. Se ha producido un típico fenómeno de complementariedad: el comediógrafo del absurdo ha pasado a desempeñar el papel de brujo en las sociedades primitivas: fija la irregularidad para así poder purificar la masa social. La crítica ideológica, que ha acusado al teatro del absurdo de no ser tan radical como pretendía, desconoce su valor real: constituir un conjunto más o menos coherente de técnicas escénicas que, combinadas, le permiten reflejar la realidad de nuestra época con una mayor riqueza y fidelidad. En este sentido, el teatro del absurdo encuentra sus últimas y más logradas expresiones al incorporar su peculiar lenguaje escénico a espectáculos como US (1967), de Peter Brook, los montajes del Living Theatre (teatro vivo), o las libérrimas adaptaciones de los autores románticos polacos de Jerzy Grotowsky. Creando el vacío sobre la escena tradicional o poniendo de manifiesto su ridícula saturación, el lenguaje del teatro del absurdo distancia al espectador y rompe la unidad orgánica de la sala y la escena, fundamentada en la existencia de un mundo de valores comunes. Así, el espectáculo teatral establece su materialidad de cosa vista. Pero esta función no puede ser más que pasajera, y el "grado cero" al que aspira constituye su horizonte y su limitación, dado que no cuenta con la colaboración del público, elemento imprescindible para el desarrollo pleno de un programa teatral.
Tanto en sus novelas como en sus obras, Beckett centró su atención en la angustia indisociable de la condición humana, que en última instancia, redujo al yo solitario o a la nada. Asimismo experimentó con el lenguaje hasta dejar sólo su esqueleto, lo que oroginó una prosa austera y disciplinada, sazonada de un humor corrosivo y alegrada con el uso de la jerga y la chanza. Su influencia en dramaturgos posteriores, sobre todo en aquellos que siguieron sus pasos en la tradición del absurdo, fue tan notable como el impacto de su prosa.
Beckett: "Todos nacemos locos, algunos continúan así siempre".
Arrabal: "La fama es un trozo de nada que el artista agarra al vuelo sin saber por qué".
Ionesco: "El arte es inútil, pero el hombre es incapaz de prescindir de lo inútil"
BORJA DOMÍNGUEZ