martes, 4 de mayo de 2010

La extraña relación entre Verlaine y Rimbaud






“Antaño, si mal no recuerdo, mi vida era un festín en el que todos los corazones se abrían, en el que todos los vinos se escanciaban.
Una tarde, me senté a la Belleza en las rodillas. – Y la encontré amarga. – Y la cubrí de insultos."







Paul Verlaine, de veintisiete años, tenía una vida prácticamente normal, estaba casado y esperando un hijo, cuando conoció a Arthur Rimbaud en 1871. Rimbaud le había mandado uno de sus poemas - El barco ebrio - y Verlaine lo invitó a ir a París y a vivir en su casa. A los dieciséis años, Rimbaud era un apuesto joven
que  sufría fuertes trastornos mentales, quizá fruto de la difícil infancia vivida marcada por los continuos maltratos de su padre y la presunta violación de un batallón de soldados.
La relación de Verlaine y Rimbaud implicó que la vida del primero se desbordase por completo y se llenase de locura, hasta el punto de que intentó asesinar a su madre, a su mujer, a su hijo e incluso a su querido Arthur.
Estas experiencias implicaron en sus producciones poéticas que se inclinasen hacia lo degradante, lo sexual y la locura.
La conexión que había entre los dos poetas se basaba en el sexo, las drogas, el alcohol, que los hacía trasladarse a un mundo de enajenaciones y alucinaciones por estos "paraísos artificiales".


Continuamente se separaban, debido a los incesantes maltratos a los que se sumían el uno al otro, para inevitablemente volver a juntarse. Uno de estos encuentros terminó en un violento enfrentamiento en el cual Verlaine disparó tres tiros a su amado, hiriéndole en la mano. Horrorizado Rimbaud lo acusó a la policía,causándole dos años de trabajos forzados.
Solo se volvieron a ver en una ocasión más en la cual Rimbaud le propinó una paliza a Verlaine que lo dejó inconsciente.
Sus vidas terminaron por separado, sumidos en la soledad: Verlaine acabó como desheredado social, su muerte fue una consecuencia de los excesos de su vida; Rimbaud se lanzó a la aventura tratando de curar su locura y regresó muy afectado por un cáncer de huesos. Verlaine no acudió a su entierro.
En su decadencia final, sin embargo, algo tuvieron ambos en común: preguntados por la literatura, los dos contestaron: "A la mierda la poesía, a la mierda la gloria".

Esta historia fue llevada al cine por Agnieszka Holland en 1995, con Leonardo DiCaprio interpretando a Arthur Rimbaud y David Thewlis como Paul Verlaine.




NOA, ALEXANDRA Y CARMEN