viernes, 25 de mayo de 2012

Teatro del absurdo. Esperando a Godot


Beckett atento a una representación
Esperando a Godot fue la obra que dio a conocer a  Samuel Beckett. Se presentó por primera vez en un pequeño teatro de París; poca gente asistió a las primeras representaciones. Un día, cansados de presenciar durante una hora intercambios de palabras sin pies ni cabeza y sin que nada en apariencia ocurriera en escena, algunos espectadores pasaron a las manos. El escándalo, recogido por la prensa, suscitó la curiosidad de los aficionados al teatro y terminó con el triunfo de la obra, que permaneció en cartelera durante más de un año. Desde entonces ha sido traducida en más de 50 idiomas, convirtiéndose en un clásico de teatro mundial. 

 Se compuso en una época en la que Europa salía de una guerra apocalíptica (II Guerra Mundial) y se interpretó como la representación de la desesperanza metafísica del hombre contemporáneo.

Es una obra de construcción sencilla que consta de tan sólo dos actos, paralelos, repetitivos, cíclicos. Gestos, movimientos, situaciones y conversaciones se repiten en un escenario casi vacío.
El espacio es un paisaje desierto en medio de una tierra de nadie  ( aunque pertenece a un cruel tirano llamado Pozzo); un arbolillo desnudo  junto a un camino aumenta la desolación.

Allí llegan los dos  protagonistas, Vladimir (Didi) y Estragon ( Gogo) vestidos como vagabundos (quizá refugiados o ex-combatientes de alguna guerra) dispuestos a esperar a Godot...que nunca llegará.  Didi y Gogo  son seres desahuciados, frágiles y disparatados, que "matan" el tiempo de esa espera inútil con sus conversaciones , aparentemente cómicas y absurdas, charlas que recordarían escenas del cine mudo ( el gordo y el flaco) ...si la suya no fuera una espera trágica. A veces se cansan el uno del otro, y dicen que estarían mejor solos, pero los dos se necesitan. Hay desacuerdos, riñen, pelean por tonterías, pero no se separan; esa extraña "amistad", no ausente de ternura, es lo único que realmente poseen. Sólo se tienen a sí mismos, porque Godot nunca vendrá.

No hay nada que hacer, esta frase inicial, nos indica que para ellos la vida ya  no tiene sentido...y  la única solución para sus vidas, su única razón de vivir,  es esperar a Godot...En cada acto, aparecen el cruel Pozzo y su esclavo Lucky, seguidos de un muchacho que hace llegar el mensaje a Vladimir y Estragon de que Godot no vendrá hoy, "pero mañana seguro que sí".
 
Dos actos paralelos, dos extraños en un mismo escenario desolado, un árbol...(algo les impide suicidarse) , la fugaz visita del tirano y su esclavo (Pozzo y Lucky), y la llegada de un niño con el mensaje de Godot (hoy no vendrá, vendrá mañana)... nada más ocurre en escena.

 Beckett no quiso identificar a Godot con Dios. ...


(Cada uno coge una punta de la cuerda tiran. La cuerda se rompe. Están punto de caer.)

VLADIMIR: No sirve para nada.
(Silencio)
ESTRAGON: ¿Dices que mañana hay que volver?
VLADIMIR: Sí.
ESTRAGON: Pues nos traeremos una buena cuerda.
VLADIMIR: Eso es.
(Silencio.)
ESTRAGON: Didi.
VLADIMIR: Sí.
ESTRAGON: No puedo seguir así.
VLADIMIR: Eso es un decir.
ESTRAGON: ¿Y si nos separásemos? Quizá sería lo mejor.
VLADIMIR: Nos ahorcaremos mañana. (Pausa) A menos que venga Godot.
ESTRAGON: ¿Y si viene?
VLADIMIR: Nos habremos salvado.
(Vladimir se quita el sombrero -el de Lucky-, mira el interior, pasa la mano por dentro, se lo sacude, se lo cala.)
ESTRAGON: ¿Qué? ¿No vamos?
VLADIMIR: Súbete los pantalones.
ESTRAGON: ¿Cómo?
VLADIMIR: Súbete los pantalones.
ESTRAGON: ¿Que me quite los pantalones?
VLADIMIR: Súbete los pantalones.
ESTRAGON: Ah, sí, es cierto.
(Se sube los pantalones. Silencio.)
VLADIMIR: ¿Qué? ¿Nos vamos?
ESTRAGON: Vamos.
(No se mueven.)