miércoles, 31 de octubre de 2012

Lisístrata: Aristófanes




  En plena Guerra del Peloponeso, Lisístrata  - mujer de un soldado ateniense - está harta de no ver nunca a su marido. Decide reunir a mujeres de los dos bandos (atenienses y espartanas) y les propone una huelga de sexo hasta que sus hombres firmen la paz. En un primer momento las mujeres se escandalizan, pero después aceptan, y pactan un juramento por el que se comprometen a excitar a sus maridos pero no practicar  sexo. Cada mujer se encarga de propagar el juramento por toda su ciudad, así ningún hombre podría satisfacer sus deseos sexuales.
Las mujeres toman la Acrópolis ateniense, donde se encuentra el dinero de la ciudad, para que no pueda ser usado con fines militares. El coro de ancianos intenta echar a las mujeres de la Acrópolis, y se  mantiene una lucha verbal, entre los dos coros. Llega un comisario con arqueros, para intentar echar a las mujeres, pero ni aún así lo consiguen. La lucha verbal, pasa a corporal. 
Los hombres de toda Grecia, andan quejándose pues tienen “inflamada la ingle”.Finalmente, desde Esparta, vienen unos embajadores para firmar la paz con Atenas, pues el deseo sexual es tan grande, que puede hasta con la guerra





Lisístrata: ¡Estas mujeres! Las invitas a una bacanal y no se puede ni entrar; vienen todas volando y ¡ala! a tocar el timbal. Pero para esto, en cambio, no se presenta ni una. Calla, que aquí viene la vecina. ¡Buenos días, Kalonike!
Kalonike: Buenos días, Lisístrata. ¿Que pasa, que estas preocupada? ¡Hija, no pongas esta cara! ¡No te favorece nada!
Lisístrata: ¡Es que se me enciende la sangre!¡Damos pena, las mujeres! ¡Para empezar, los hombres nos tienen por unas sinvergüenzas!
Kalonike: ¡Porque lo somos!
Lisístrata: Las convoco por una cuestión de vida o muerte que tenemos que tratar y mira, ellas durmiendo, no aparecen.
Kalonike: Ya vendrán, mujer. ¿No ves que no podemos salir de casa así como así? Tenemos que estar por el marido, por la esclava, cuidar de los niños, hacer la sopa, la colada…
Lisístrata: Sí, ¡pero hay cosas más urgentes y penetrantes!
Kalonike: ¿Cosas penetrantes, dices? ¿Y cómo son de gordas?
Lisístrata: ¡Uy, muy gordas!
Kalonike: ¡Coño! ¡Y qué esperan para venir!
Lisístrata: No, no es lo que imaginas. Ya estarían todas aquí, si fuera eso. No, no. Hace días que me ronda por la cabeza una cosa que me hurga cada noche y me quita el sueño.
Kalonike: ¡Ah, debe ser una cosa fina! ¿Y quieres decir que es por la cabeza por donde te ronda? ¡Si tanto te hurga!
Lisístrata: ¿Otra vez con eso? Sí, señora, una cosa muy fina. Los hombres son unos bestias. Tendríamos que agarralos y…
Kalonike: ¿Por dónde?
[…]
Lisístrata: Es la salvación de Grecia la que proyecto. De las mujeres, sí, de las mujeres depende…

Kalonike: ¡Pues sí que estamos bien!
Lisístrata.- Voy a decíroslo, pues no tiene ya que seguir oculto el asunto. Mujeres, si vamos a obligar a los hombres a hacer la paz, tenemos que abstenernos...
Cleonice.- ¿De qué? Di.
Lisístrata.- ¿Lo vais a hacer?
Cleonice.- Lo haremos, aunque tengamos que morirnos.
Lisístrata.- Pues bien, tenemos que abstenernos del cipote. ¿Por qué os dais la vuelta? ¿Adónde vais? Oye, ¿por qué hacéis muecas con la boca y negáis con la cabeza? ¿Por qué se os cambia el color? ¿Por qué lloráis? ¿Lo vais a hacer o no? ¿Por qué vaciláis?
Cleonice.- Yo no puedo hacerlo, que siga la guerra.
Mírrina.- Ni yo tampoco, por Zeus: que siga la guerra.
Lisístrata.- Y, ¿tú eres la que dice eso, rodaballo? ¡Si hace un momento decías que te dejarías cortar por la mitad!
Cleonice.- Otra cosa, cualquier otra cosa que quieras. Incluso, si hace falta, estoy dispuesta a andar por fuego. Eso antes que el cipote, que no hay nada comparable, Lisístrata guapa.

Y ahora, parte del juramento de las mujeres:


Lisístrata: Lampito, todas las mujeres toquen esta copa, y repitan después de mí: no tendré ninguna relación con mi esposo o mi amante.
Cleónica: No tendré ninguna relación con mi esposo o mi amante.
Lisístrata: Aunque venga a mí en condiciones lamentables.
Cleónica: Aunque venga a mí en condiciones lamentables. (¡Oh Lisístrata, esto me está matando!)
Lisístrata: Permaneceré intocable en mi casa.
Cleónica: Permaneceré intocable en mi casa.
Lisístrata: Con mi más sutil seda azafranada.
Cleónica: Con mi más sutil seda azafranada.
Lisístrata: Y haré que me desee.
Cleónica: Y haré que me desee.
Lisístrata: No me entregaré.
Cleónica: No me entregaré.
Lisístrata: Y si él me obliga.
Cleónica: Y si él me obliga.
Lisístrata: Seré tan fría como el hielo y no le moveré.
Cleónica: Seré tan fría como el hielo y no le moveré.
(...) Lisístrata: ¿Todas han jurado?
Mirrina: Todas.

 Las comedias de Aristófanes son de un gran interés social, además de su valor literario, porque en ellas también se puede conocer cómo era la vida cotidiana de los atenienses. El autor fue un pacifista que protestó con frecuencia contra la guerra. En Lisístrata defendió las soluciones pacíficas contra los demagogos que impulsaban al pueblo a la guerra.




Lisístrata se ha convertido en un símbolo del esfuerzo organizado y pacífico a favor de la paz. Por ello, se usó el nombre para el Lysistrata project (Proyect o Lisístrata), acto teatral que se efectuó el lunes 3 de marzo de 2003 de manera simultánea en más de 42 países en favor de la paz.

Además de adaptaciones teatrales también se han hecho peliculas , como la protagonzada por la actriz española Maribel Verdú.




                                                                                                Jessica Cardenas García