1. Marinetti dixit
Por la boca de las ametralladoras miro
las calles, ahumadas y veloces de la
ciudad, orgullosas de su naval aroma.
Pólvora a 3000 grados y espontáneos
estruendos. ¡Gritad ya y saludad a la nueva era!
Falta poco. Ya están lustrosos los cañones
y se visten de gala los generales
ya no sueñan los hombres
ahora con ese victorioso insomnio.
Orgullo y sanfre corre por mis venas.
¿Qué queremos? UN NUEVO FUTURO
¿Qué somos? CARNE DE CAÑÓN Y ADRENALINA
¡Vamos!
jajajajajaja
Una risa nerviosa y un sudor frío pasa
por sus sucias frentes, es la hora de atacar.
¡VAMOS,
AHORAA!
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2.Estamos hartos.
Estamos hartos.
Dijeron que acabarían contigo
Con tus 8.000.000 de palpitaciones
tus 800.538.427 pasos
tus 24.310.952 suspiros
y tus 920.527 lágrimas
Pero estamos hartos.
2 razones
Fe y justicia
1 arma- negra y blanca.
Clavada en su corazón inerte: la bala
que vio el mundo escasos segundos.
Antes de arrancarle su último suspiro,
el 24.310.952
Mató sus ilusiones y pensamientos.
Y su libertad llorona
sin cesar abandona la cruda realidad.
Acabaremos contigo
dijeron.
3
2
1
¡PUM!
Y sí, estamos hartos.
Pero esa bala, sin embargo,
volverá a matar.
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3.Otra noche soleada.
Al fondo de aquel charco lila se ven las
guitarras boquiabiertas, que con caras melodiosas
suenan sin cesar.
Más arriba, los pájaros se arrastran
por la tierra persiguiendo gatos alados
que emprenden el vuelo para no volver
jamás.
Los puentes levadizos de los ciempiés cantan
cada media hora en el ventanal de la golondrina
y el verde de las nubes se
l
e
v
a
n
t
a
cada anochecer.
Todo se ve desde este árbol violeta
que me tapa de la calurosa sombra
en soleadas noches como la de hoy.
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4.Viva la apisonadora
TRNNN TRNNNNNN TRNNNNNNNNNN
a!!
ahí viene la apisonadora a
a
a
fuerte grande libertadora
TaTaTAtATatAtaTataAtA!!
me pongo delante ahora
estaré
e
d
i
a
fiuuuuuuuu fiuuu fiuu.. fiuuu.....
o
l
e
u horas... y horassss...
v
VIVA LA APISONADORAAAA
FUERTE
GRANDE
LIBERTADORAA
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5.En Santiagó la catedral no cayó.
Ayer la vi bailando para mi, con su camiseta de gominola
su falda de algodón de azúcar y su piel de caramelo.
Bailaba y bailaba sobre sus zapatos de chocolate
pero poco a poco se le fue
derritiendo el caramelo de su piel y sus zapatos se deshacían.
Su falda rosa de algodón de azúcar cayó encima
de la mezcla acaramelada
y su camiseta de gominola se derretía
al ritmo de la música, que sonaba así:
La catedral se cayó, vamos para Santiagó
La catedral se cayó, vamos para Santiagó.
Cogí la tarta bailarina que no quería ser cogida
y se la regalé a un mendigo rico
que estaba ciego y mudo
y que me hablaba y miraba de una manera extraña
con sus ojos opacos de botón
mientras contaba billetes sentado en una silla de aire;
y llegué a Santiagó, pero la catedral
no cayó.
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Ainara Romero Morillo 2ºC Bach
